La vida rueda sin descanso, el trabajo y el ritmo impuesto dejan pocos momentos para tomarse un téyalmendras. Este rato es el único para relajarme, para disfrutar del mundo y de la vida. Con la cabeza apartada de lo banal, del paso vital y el juicio del tiempo. Abstraído de todo… justo en este momento comprendo lo que soy, lo poco que importa lo que hace un rato tanto me preocupaba… Teyalmendras es la bitácora donde caben mis pensamientos; recogidos, alejados de la normalidad y la rutina…



viernes, 28 de enero de 2011

Recuerdos



Hoy…me he deslizado por el tobogán de los recuerdos. Todo se debe a la casualidad, he vuelto a tropezar después de muchos años con un lugar conocido, familiar y repleto de evocadoras reminiscencias... en el viví tantas cosas.

De forma espontánea y como por arte de magia me he sentido transportado a la infancia. Una consecución de imágenes pretéritas y de maravillosas sensaciones me han invadido el pensamiento, alternándose a su antojo con el presente.

Lo mas fascinante, es que el periodo que separa estos dos momentos ha desaparecido deforma súbita. He sentido un cortocircuito en el espacio tiempo y la sensación de estar muy cerca de cualquier momento de mi vida, suspendido, observándome… perdiendo todas las referencias temporales.

Ha sido una experiencia muy atractiva, regresaré a visitar alguno de esos lugares en los que el tiempo ha echado su oscura capa de olvido… volveré y me dejare llevar, entregándome a la luz del recuerdo.


4 comentarios:

  1. "Transportadoen en el recuerdo" es bonito cuando ocurre algo asi.

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  2. Transportarse a los recuerdos , sobre todo si son gratos, es una buena forma de evadirse y tomar cierta distancia. Lo malo, vivir anclado a ellos.
    Un abrazo. Saludos.

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  3. Yo no creo que llegases ahí por casualidad, habrá algún motivo... En cualquier caso, tener recuerdos positivos es una maravilla.

    Un abrazo, victor

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  4. Si pudiéramos demostrar lo que nunca vimos, porque no lo vivimos, y ser capaces de explicar lo que nunca nadie pudo referir con palabras, ni siquiera con señas o actos, entonces: ¡entonces seríamos muy aburridos!. ¿Para qué serviría el arte? Y también por esa memoria que no ceja de abstraerse siempre en lo que más quisimos, o nos dolió, o perdimos o nos hizo felices, por eso, tal vez, existe la poesía.

    Un abrazo
    Chuff!!

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