La vida rueda sin descanso, el trabajo y el ritmo impuesto dejan pocos momentos para tomarse un téyalmendras. Este rato es el único para relajarme, para disfrutar del mundo y de la vida. Con la cabeza apartada de lo banal, del paso vital y el juicio del tiempo. Abstraído de todo… justo en este momento comprendo lo que soy, lo poco que importa lo que hace un rato tanto me preocupaba… Teyalmendras es la bitácora donde caben mis pensamientos; recogidos, alejados de la normalidad y la rutina…



miércoles, 31 de agosto de 2011

Rompo el silencio


Hoy rompo el silencio
y la tinta hierve en mis manos,
como tus tardes azules…
viento añil de verano.

Los días murieron con risas
en puertos casi alumbrados,
envueltos en frescas sombras…
pólvora y vino temprano.

Confuso remonto laderas…
bordeo versos tostados,
deslizo mi ágil mirada
entre los dedos de la mano.

Cada hora es distancia,
memoria frágil, olvido…
trazos turbios en papel húmedo,
arrullo de un sueño perdido.

Hoy rompo el silencio
y me cuelo en tu vida…
desnudo te susurro letras,
suaves quimeras,
lentas orbitas sin centro.

Ven… remueve el letargo
y abraza las noches mansas,
palabras libres de estribo…
el trazo dulce entre las nubes
que conversan cuando escribo.

Hoy rompo el silencio…
lamo el filo de tu alma,
saboreo esta sonrisa
y tu figura gris descalza.

Silencio…
tráeme quietud,
tu sueño furtivo…
da refugio a cada letra
y a mi cuerpo tu latido.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Jardín sin sombra


Abrazo tus troncos huecos,
madera muerta de un jardín sin sombra…
regusto amargo a segadora
entre ecos de aquella foresta distante
suspendida en el tiempo…
sed trabada de calma tardía.

La broza seca se quiebra,
cruje en grotescas piruetas,
en pensamientos discretos
de almas sin conciencia…
anacoretas a sueldo
emboscados en las cavidades desraizadas
de tu denso verdor cercenado…

Retozar por el fango de la duda
distrae su fino olfato…
me inyecto el paisaje desolado
y lloro…
fundido en él hago mía su agonía,
con ella me cubro,
progreso desapercibido.

Cruzar el bosque en silencio
revela la madera sin sombra,
aquí solo habitan ellos,
sus puñales oxidados,
pistas de grava y tierra
que te mantienen perdida
en su algazara ronca de excavadoras.

La bruma eleva un muro
pared de abandono y lamento,
las horas se deshacen…
nunca encontraré la sombra,
ahora solo hay muerte,
la avaricia ansiosa que lo trituró todo…

sábado, 6 de agosto de 2011

Hacia la tormenta


Anochece con delicadeza, Clemente retorna a puerto en su oxidado vapor. Con el vaivén de las olas se crea un reflejo anaranjado, una débil luz dispersa que dora cálida la superficie del mar.

Las manos curtidas sobre el timón, la vista al frente… el marinero pronuncia sus arrugas en un gesto amargo y cambia violento el rumbo, de un solo golpe. La embarcación se inclina sobremanera… todo cruje y los aparejos de pesca se deslizan en cubierta chocando entre ellos. Clemente aspira su cigarrillo, aparenta tranquilidad pero sus ojos muestran una gran tristeza, heridas sucias, frágiles emociones batidas en afiladas costas…

Suena el motor atravesando lento el horizonte, ya casi oscuro, sin gaviotas, alejándose más y más de tierra firme…  Se aferra solo al olvido en la inmensidad del mar. En la cabeza desfilan viejas canciones, imágenes, el sabor dulce de los besos, el olor fresco de su ropa… por el cuerpo, solo un interminable escalofrió.

Ahora ya sabe que su querido barquito nunca volvera a ser amarrado en ningún puerto. Desde que el alma de Julia voló, nadie espera en el muelle con la caída de la tarde… Sabe que ya nuca tendrá la suerte de volver a hospedarse en la luz que desprendía su sonrisa.


Está convencido… solo queda buscar la más descomunal de las tormentas, piensa que únicamente allí podrá volver a encontrarse con ella.

jueves, 4 de agosto de 2011

No queda nada...


Inesperada línea recta
finge curvas en tu espalda,
contornos de suaves sombras…
mezclados, tímidos,
tangibles bajo la ropa…
tras el vuelo alegre de tu falda.

Hervor de sensualidad
tus hombros tersos y febriles,
venus inmediata, urbana…
tibia incertidumbre.

Próxima y anónima,
coincidencia infinitesimal…
encuentro efímero de miradas,
breve, estrecho, frágil…
fotograma helado de cristal.

Que será hoy de tu imagen,
apilada en mi cabeza
virando con los días…

Herida e inquieta,
te integras en transeúntes superpuestos
que se asocian contigo
diluyendo tu hechizo…

No queda nada…
solo el recuerdo difuso
de una inesperada línea recta
que simula curvas en tu espalda,
mezcladas, tímidas,
tangibles bajo la ropa,
tras el vuelo alegre de tu falda.