Me lastimó el ruido,
el resbalar
desnudo sobre mi piel
de tu melódica
erosión …
ese roce empapado
e inmerso
en un borbotón
de gestos.
Cada minuto cumplido
arruga el
viento tu cuerpo
con esta
delicadeza triste
de quien a
ciegas persigue un sueño.
Entre besos…
así cruzo las
nubes de tu boca
y tiemblo,
tiemblo como
lo haría un niño
enredado siempre
tras la sombra.
… resbalar
es volver,
volver a saludar
la duda
caminito a
la conciencia de una cama
inflamada y
aún revuelta
bajo un mar
de cielo sin tierra.
Cada noche
mi pañuelo recoge
el sonido
de tus pies
descalzos…
los
encuentros sin memoria,
la habitación
sin luz…
esa caricia
amable que me hiere.