Espirales de humo escalan el cielo,
brotan lentas desde
las ciclópeas chimeneas…
torreones febriles, sórdidos,
hambrientos de metal y carne.
La sirena incauta las largas horas,
las vidas propias y azules
homogeneizadas por el ruido,
el estrepito acompasado
de maquinaria incesante…
Día tras día el gesto se repite,
camina entre pensamientos…
ensoñaciones que me rescatan
por momentos de la tarea espesa,
de esta inexcusable inercia.
Hélices de humo coronan el cielo,
y las sigo absorto con la vista…
vuelo con ellas
hasta el mismo limite impreciso
donde se funden con la imaginación.
Turnos encadenados sin respiro
traen más y más figuras rotas,
almas dobladas en taquillas mudas…
sumergidas en tersos pensamientos
que les redimen del cruel rito diario.
Recorro jornadas enteras…
junto al estrepito acompasado
de una maquinaria incesante…
hambrienta, voraz tras su eterno resuello.
Sólo el hombre puede crear algo tan horrible como la contaminación y no aprender del error.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Te reitero la belleza de tu palabra.
ResponderEliminarTodo se puede decir en poesía si en poesía lo volvemos.
Celebro haber llegado hasta aquí.
Un fuerte abrazo.
Macarena.
Creas belleza en forma de humo.
ResponderEliminarSaludos
Mira que tiene mérito observar esas espantosas nubes de humo hasta fundirlas con la imaginación...Sacar lo mejor de lo peor y convertirlo en algo profundo y bello.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho
Un abrazo
Como siempre me encanta tu poesia, puedes hacer versos de algo tan feo...
ResponderEliminarLa rutina diaria del humano atrapado en el infierno contaminante de la máquina...
La fuerza que hay que tener para sobrevivir a esas rutinas diarias que contaminan no solo el cielo... tambien el alma...
Precioso poema,precioso...
Beso.
que bellas palabras, aunque tristes en el fondo!
ResponderEliminarme dejaste pensando.
ResponderEliminar¡Cuaz!
ResponderEliminarPues manos a la obra se ha dicho.
Muá.