La vida rueda sin descanso, el trabajo y el ritmo impuesto dejan pocos momentos para tomarse un téyalmendras. Este rato es el único para relajarme, para disfrutar del mundo y de la vida. Con la cabeza apartada de lo banal, del paso vital y el juicio del tiempo. Abstraído de todo… justo en este momento comprendo lo que soy, lo poco que importa lo que hace un rato tanto me preocupaba… Teyalmendras es la bitácora donde caben mis pensamientos; recogidos, alejados de la normalidad y la rutina…



viernes, 27 de mayo de 2011

Despistado



Persiguiendo mis sueños acabe alejándome demasiado del inicio, de mis raíces, los afectos…  de todo aquello que amaba.
Cada segundo insistí, avance más y más… adelante, obsesionado con la certeza de alcanzarlos en un futuro.
Olvide lo que iba quedando tras mis pasos, la esencia, lo que sucedía a ambos lados del camino, con la mirada dirigida siempre al frente... obsesionada y ciega.
Desfilaron los días, meses, tantos años… se escapo el tiempo a borbotones, filtrándose como agua clara entre mis manos, trémulas y torpes.
Fue ya tarde cuando reconocí, que en realidad el sueño fue olvidándose a mis espaldas, disipándose como vaho en la distancia... con lo efímero de la vida.
Caí en la cuenta… aquello tan maravilloso que deje atrás es lo que soñé encontrar durante tanto tiempo perdido.
A menudo cuando lo poseemos todo, rumiamos… pensamos que nos faltan muchas cosas… allí, en la intangible distancia que dibujan los sueños.

2 comentarios:

  1. Has dejado tu huella en mi casa y mi curiosidad me ha hecho seguirla, magnífica reflexión y buena la moraleja de este bonito escrito, suele pasar esto en los soñadores abandonamos demasiado en el camino persiguiendo un sueño.

    Un beso

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  2. Si al final la vida es un conjunto de caminos que hay que elegir. Quienes eligen no seguir su sueño lo lamentan, y quienes lo persiguen anhelan lo que dejaron atrás. Cada uno debería plantearse dónde está la cumbre de su felicidad, sin más necesidad que ésta misma.

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