Vuelvo gris a casa cada día, acartonado… roto.
Busco la paz, mi refugio… un cálido remanso.
Vuelvo gris a casa, abatido, casado.
Enmudece el llavero y hago un silencio…
Ya suenan los pasitos, que se acercan nerviosos
ahogados en la alfombra, precipitados, torpes.
El recorta la esquina iluminando el pasillo.
La sonrisa más bonita,
los ojos más radiantes, mi Sol, mi niño.
Un breve silencio devora cada espacio, cada instante y
de golpe, abrazando el infinito con los brazos.
arranca desbocado hacia mi, feliz, emocionado…
Solo ese abrazo logra romper todo dentro de mi,
con solo verlo y sentirlo a mi lado…
Ahora la vida torna a cuajar ilusión, vuelvo a sentirme vivo.
Es como volver a nacer en una sola sensación.
ResponderEliminar