A diario, según me acerco a la estación siempre acabo tirándome del tren. Los mismos viajeros cada mañana me abren paso hasta la ventanilla, suelo saltar a la misma altura… nada mas pasar el túnel.
Tras las caídas escucho alejándose los gritos y aplausos desde los vagones, he oído que algunas personas cogen el tren solo para verme rodar.
En realidad, ya estoy cansando de tratar de convencerme a mi mismo. Esta claro que en esta vida solo puedo emocionarme realmente… con mi hijo, con el amor y con el regusto profundo que dejan en la boca esas palabras llenas de poesía…
lo demás solo es puro entretenimiento.
Entre tanto cemento debe haber un paraíso. Pequeño, fugaz también, pero un Valhalla adonde ir. El tren es esa realidad mecánica que nos transporta. Pero la ciudad, la selva de hormigón, ha de tener sus apeaderos para quienes la realidad no es sino una huida. Y en las autopistas arden las naves que nos llevarán a la otra orilla, y en una estación dejé escrito un poema. Pasa el tren. Que pase. Bajo sus hierros nos encontraremos.
ResponderEliminarUn abrazo.
(Me ha gustado mucho)
chuff!!
Tienes muy buenos argumentos para emocionarte. Felicidades por ello.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gusta el mensaje emocional que aletea de forma difuminada en tu prosa, es algo extraño y difícil de verbalizar, pero me parece sumamente simbólico e iniciático.
ResponderEliminarun abrazo y feliz fin de semana.
Lo más cercano es, eso, lo que nos puede sacar en realidad de la rutina.Buscando la ternura a nuestro alrededor.
ResponderEliminary te parecen pocos argumentos un hijo, amor y poesía?? Lo tienes creo todo, eres un afortunado.
ResponderEliminarBesos