Te camino por dentro
asilado en
tus telares
y tiemblo...
cada vez que
mis pies rosados tocan
los enseres y
tramoyas de tu templada cordura.
Acaricio al
pasar la pared del laberinto,
el polen primigenio
de tus ideas
que con humo
y sigilo espío en silencio…
sin quebrar el
orden,
la
estrellada calma de tus noches con grillos.
Denso es el
tiempo,
más allá de
la confusa anécdota…
ebrio y sin
auroras
cabalgo los
días líquidos que me envuelven
para
arrastrarme a tu antojada orilla.
Lejos de la urgencia
desnudemos
el deseo y la conciencia…
para que se
derritan en ti
mientras rumiamos
esta áspera distancia
que nos ensambla
tras la ventana.
Inmerso en
el agua de tu mente
recojo los callados
ecos…
y me hablas
sin saberlo porque estoy en ti,
presente…
como aceite
y sombra derramados.
Cántaro son
tus pensamientos,
jadeo en mis
labios de papel
que húmedos
aguardan
conceptos fugaces
aquí y allá
que acaban muriendo
entre leche y piel.
Te camino
por dentro
asilándome como
un pájaro
cuando mis
pies rosados se confunden
en las tramoyas
de tu cordura.
Deseo recorrerte
sin saberlo,
asaltar tus
pupilas...
permite que te
siembre breve
de diminutas
palabras,
libre y disperso en
las mañanas que te acuestan.