Me entrego y duermo,
sueño en la ciudad vacía,
semidesnuda…
aquí, el tiempo desfila sin futuro.
El silencio vaga abatido
por los quebrados ventanales,
mientras…
callan pretéritas las construcciones
desconchadas y grises.
Recelo en la calle desierta…
formas ocultas trafican
moralejas
y husmean obscenas
mis pensamientos confusos.
Bajo los pies llagados
se derrite tibio el asfalto…
densidad viscosa me prende,
en su voraz sombra de urbe.
Pataleo descontrolado, grito…
Advierto miradas distantes
que acuden agudas desde la nada,
susurrando…
se clavan y amenazan,
supuran su infecta venganza.
Dentro,
retumba un presentimiento…
vuelvo sobre mi espalda
y corro ansioso...
oprimido mi corazón
se rasga...
suplicando a gritos la luz
del dia.
Con lo que me gusta disfrutar del silencio, esta ciudad vacía rompe todos mis esquemas. Resulta tan angustiosa que me ha ido atrapando la sensación de pesadilla de la cuál deseo escapar cuanto antes...
ResponderEliminarMe encantó.
Saludos
Es chernobil ? Agustioso poema.
ResponderEliminar