Los campos tostados atrapan los colores ocres y la esencia del agua que resuena en el cauce de riego. Tu tan bonita como siempre… con ese vestido que tan bien te sienta. El sol alimenta tu color natural y el perfume de tu cuerpo brilla recubriendo tu piel salada.
Cruje la hierba seca al pisar… me llevas de la mano bajo el cielo azul y sus blancas nubes. Mientras, giramos y giramos… alrededor se mezclan los colores tan rápido como vienen recuerdos distantes. Seguimos bailando y esto me hace feliz… tu lo consigues.
Me tumbo y te arrastro… rodamos por el suelo abrazados… atropellándonos los cuerpos mientras nos comen los besos. El pasto se enreda en tu pelo y se me clava entre las ropas. Pero no importa, instintos primarios nos inundan y tú te fundes sin prisas con el campo, también conmigo.
El sol brilla en tu ojos cuando me miras, tus miradas son palabras, certezas. Todo se detiene con tus gestos, con tus oscilaciones… encantas mis sentidos. Me entrego ti… y te amo con sosiego hasta el desenlace.
Volvemos juntos de la mano, los campos tostados absorben tonos anaranjados y ya se asoman algunas estrellas. El aire refresca un paisaje que nos despide con su coro de los grillos. Tú y yo juntos sin tocar el suelo… ahora por fin sé que aun seguimos enamorados.
Es posible que el germen que dio vida a ese campo sea el mismo que inunda los corazones. Es posible que la tierra que protege (y acoge) el alimento, también sustente nuestros sentidos. Y el cielo… ese azul desconocido, tan lleno de lleno del tiempo que lo vio todo.
ResponderEliminarUn abrazo
Chuff!!