Siento preguntas meciéndose en mi cabeza, especulaciones, dudas que titilan en débiles reflejos queriendo llamar mi atención.
Suspendidas en mi consciencia maduran larvadas su gestación latente… esperan el momento de ser rescatadas, recolectadas para su disección.
Pienso que muchas proceden de muy lejos, tanto como del cálido sosiego que procuran los sueños… otras en cambio vienen del fugaz escalofrió que produce el miedo a no saber cómo responderlas.
Realmente es necesario cuestionárselo todo… todo… hasta llegar a objetarse uno mismo; decantarse, es dudar en cada derivación vital… distinguir con criterio.
Es evidente de que el ansia de saber reporta de forma necesaria un ostensible carácter de interrogación… la curiosidad insistente es facultad.
Si no hay dudas en tus pensamientos preocúpate, ya que nunca tendrás ni una sola respuesta.
Nada es verdad ni mentira sino del color del cristal por donde se mira.
ResponderEliminarLa necesidad de cuestionarse a uno mismo, a la sociedad, a los demás, al mundo es básica para hacernos mayores de edad( no me refiero a cumplir 18 años). A través de querer resolver preguntas, dudas y demás el cuerpo y la mente se enriquecen para hacernos individuos más completos.Es el único medio que conozco, no sé de ninguno más.
ResponderEliminarUn saludo.