Persigo el mar en pulidas caracolas,
resonantes, envueltas en desiertos…
olvidadas, calientes, perdidas
en caricias de arena fina y viento.
Busco ecos, efluvios de aquella brisa
huella salada del recuerdo,
un susurro de cien olas
enredado entre mis dedos.
Erosión vetusta de mareas
la humedad fingida en su resuello,
sutil belleza en mis manos
melodía cautiva en el silencio.
Caracolas encantadas
espirales del sosiego,
son paisajes los sonidos
los sonidos mi momento.
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