El espejo del baño se empaño por completo esta mañana, no conseguía verme y lo frote con la palma de la mano para poder afeitarme antes del desayuno.
Cuando el reflejo se mostro, no era mi cara la que estaba al otro lado, era la de un tipo desconocido... lógicamente tenía el mismo gesto confuso y asustado que debía tener yo en ese momento.
Después de estar un rato mirándonos fijamente y sin decir nada, el espejo poco a poco fue cubriéndose de nuevo.
No soporto más el picor de esta maldita barba… veremos si mañana logro hacer frente de una vez por todas a mi reflejo y sus particulares fantasmas.
Me encanta tu Blog..! Te voy a seguir, si quieres te puedes pasar por el mío y ver qué te parece.
ResponderEliminarhttp://eldiaquetehable.blogspot.com/
Saludos!
Me alegra que te guste... gracias por la invitacion me paso por tu blog...
ResponderEliminarSaludos ;)
Me encanto esta prosa que nos compartes, los fantasmas internos suelen desconcertarnos y volvernos alguien a quien simplemente no reconocemos, no ay de otra más que volver a conciliarnos con nosotros mismos.
ResponderEliminarUn saludo.
Exacto, interpretaste la idea precisa que pretendía mostrar… Gracias por tu visita Saúl.
ResponderEliminarSaludos ;)