Tiemblan
frívolos los días
deshojándose
en su curso,
ambarinas urbes…
voces pálidas
que heredan
el umbral de
un simple soplo.
Quiero reír
tras mi ropa,
tentarme y
saber…
saber frenar
la luz cuando se dobla
y posarla a mis pies.
Cela
ardiente la comedia
que me atrapa
en su bagaje,
y torpe en
ti…
resuello revoluciones.
Charcos…
quedan
charcos de memoria
y un rumor
futuro,
promesas de
piedra que se olvidan
al lavarse con
la lluvia.
A menudo…
descubro astros
bajo tierra,
miradas en
el metro
sacudiendo mis
mañanas,
pupilas que
implosionan limpias
absorbiéndome,
acogiéndome
en su ruido.
Arrugas, soltura
y destierro
de un funámbulo
presente
que se seca perplejo…
así como un
absorto espectador,
un eterno
ocupante.
"A menudo…
ResponderEliminardescubro astros bajo tierra"
eso dice de la profundidad de tus miradas poéticas, seguramente tan subjetivas como tus sensaciones...
Una secuencia de metaforas tan bien hilvanadas en palabras y emociones
ResponderEliminarGenial!!!!!
Que tal Te.
ResponderEliminaray, que belleza. Nostalgia, melancolia y atmosfera luminosa, ese otoño romantico ya debe estar golpeando a tu puerta, las doradas hojas caen como una ultima ofrenda de los generosos dioses de la naturaleza.
Un besito.
Qué metáforas tan lindas y sublimes.
ResponderEliminarun beso
Cuanto me gustaría saber frenar la luz....
ResponderEliminarPrecioso.
Besos
PD.-Rebeca te dejó de lugarteniente así que dale un beso de mi parte ;)
Un poema bastante encriptado Tey, entiendo el pasar mundano de la vida como un eterno ocupante y observador.
ResponderEliminarUn abrazo amigo.
Charcos…
ResponderEliminarquedan charcos de memoria...
Hermoso, me dejó esta frase perdida en algún sitio... Besos :)
Creo que todos somos abortos espectadores de un tiempo en el que como funámbulos vamos sorteando charcos. Algunos instantes nos salpican, en cambio otros, son golpes como piedras, que por más que lave la lluvia, se pegan a las suelas y los arrastramos en frívolos días, o en metros y miradas que parecen haberlos también vivido.
ResponderEliminarEternos ocupantes de un tiempo y un espacio, y de algún vacío que nada puede llenar.
Besos, Tey.
P.S. Menuda responsabilidad nos dejó la pecosilla, eh?
"absortos " espectadores, quise escribir...
ResponderEliminarTodos somos espectadores...de los demás, de la vida y del tiempo, que al pasar como tu bien dices nos dejan charcos de memoria y promesas de piedra que se olvidan...que bien traidas están tus palabras, pues aunque puedan parecer liadas, están muy bien meditadas! Tan agradable de leer, como un trozito de chocolate! Es un gusto poder leerte :)
ResponderEliminarUna lástima que las promesas se las lleve la vida aunque, al cabo, vivimos en un eterno presente.
ResponderEliminarUn abrazo
"...así como un absorto espectador,
ResponderEliminarun eterno ocupante"
Ay, Tey, cómo me gusta la sensibilidad que el otoño está sembrando en tus versos. Te leo sabio, con un giro importante en este poema. Sí, somos espectadores unas veces; otras, estamos en el escenario como actores principales. Yo me entiendo ;))
Un beso otoñal.
Podría dedicarte palabras y palabras, pero todas se resumen en .... maravilloso!!
ResponderEliminarMe repito pero... es un placer para los sentidos leerte!
Somos revolución constante, instintos más o menos racionales, inconformistas y personales, empujando nuestro aliento desde la boca del estómago con fuerza… esperando salir en un grito que nos libere o alivie la carga diaria, la lucha interna constante.
ResponderEliminarLa vida pasa a nuestro lado y nosotros, sólo podemos echarle un vistazo, mientras uno tras otro van pasando los trenes tal vez demasiado rápido como para adivinar si hay un espacio para nosotros entre sus vagones…mientras, la luz entra traspasándonos, sin poder frenarla, convirtiendo los sueños en meros recuerdos que se esfuman, destiñéndose al abrir los ojos.
Otras veces, la vida es más generosa y nos trae la luz, diamantes en esas pupilas limpias, que son motivo y fuerza para seguir andando un día mas en medio de todo el ruido, impulsándonos, saltando cualquier charco.
La vida pasa y somos espectadores de sus caprichos, ocupantes del espacio que se le antoja dejarnos… frívola sigue maltratándonos a ratitos en su tránsito pálido y demasiado rápido.
Me encantó la foto, Jato… :) muy acertada, como no puede ser de otro modo.
Tiene todos los elementos del poema, el ocupante, que absorto mira por la ventanilla el paso de las imágenes, como pasa la vida, la calma del mar en contraposición con la velocidad del tren.
Y él sin poder controlar la velocidad con que todo a su alrededor sucede sigue sentado mientras todo se mueve demasiado rápido.
¿sabes? Te voy a contar un secreto…aunque no lo parezca siempre podemos meter el freno de mano.
Sólo hay que agarrarlo y tirar con fuerza.
Te beso, y sonrío... desde mi cálido mediterráneo.
Impresionante poema, donde cada verso, busca la salida del aire fresco y libertario. Me quedo con estos versos:
ResponderEliminarCharcos…
quedan charcos de memoria
y un rumor futuro,
promesas de piedra que se olvidan
al lavarse con la lluvia.
un abrazo
fus
Sin duda, tú eres un eterno ocupante de abrazos y besos que han sido reservados solo para ti.
ResponderEliminarLindas letras, Teyal!
Besos, abrazos y aleteos en el alma.